El poeta Quevedo

Este es un blog creado para hablar de la vida y de la obra de Quevedo. Como introducción voy a hablar de la época en que vivió, teniendo en cuenta los aspectos históricos económicos y sociales de España en esa época.
Hablaré de la bibliografía de Quevedo, de su obra poética y la repercusión que tuvo Quevedo posteriormente.

sábado, 12 de mayo de 2012

Soneto de amor

A pesar de que estuve enamorada,                 A
y mi amor nunca fue reconocido                    B
imposible que caiga en el olvido                    B
nuestra relación aunque terminada.               A

Te quise y te quiero como a mi vida               C
aunque entiendo tus locos sentimientos         D
me sangra el corazón con pensamientos         D
por eso déjame que nada te pida.                   C

Si me amaste acabaste con nuestro amor        E
pues ahora ya es demasiado tarde                   F
tu regreso me trajo nuevo dolor.                     E

El secreto sería yo el que lo guarde                F
me siento capaz de no tener rencor                E
haciendo de nuestro amor, gran alarde.          F
Influencia de Quevedo en otros autores
Quevedo el escritor más visionario de su época, en cuyos textos encontramos un estilo inigualable puesto que escribió tanto obras poética, como narrativas y obras dramáticas. El propósito de este ensayo es conocer la relación que existe entre Francisco de Quevedo con otros artistas, tanto en el ámbito de la literatura como la aplicación que sus obras han tenido en la música.  
Tal vez no conozcamos a fondo la obra de Quevedo, pero tenemos una idea del trabajo realizado por este autor, en su época, su trabajo tuvo grandes roces con el trabajo de otros grandes autores del periodo barroco, tales como Lope de Vega y Luis de Góngora. Tanto es así que escribió varios sonetos satíricos; tal es el ejemplo de “Érase un hombre a una nariz pegado”.  El conceptismo fue parte de la obra de Quevedo en contraposición a Luis de Góngora representante del culteranismo. Pero si algo tenían en común estos dos autores era atacar el deseo de las riquezas, lo cual fue un tema muy recurrente en el Barroco. Asimismo Quevedo se propuso editar las obras de los poetas renacentistas como Francisco de la Torre y Fray Luis de León.



Ramón María del Valle-Inclán, perteneció a la Generación del 98 (escritores nacidos entre 1864 y 1875 cuyos principales componentes fueron Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Valle-Inclán, Azoran y Antonio Machado), todos los autores de esta generación eran admiradores de Cervantes y de Quevedo, y, el acontecimiento histórico que les mueve,  es la decadencia española y el desastre de 1898, el final del imperio colonial español y una España que ha caído en la apatía y el desinterés. Aunque pertenece a esta generación Valle-Inclán no mostró ningún interés por los problemas ideológicos que preocuparon a los hombres de su generación, sus preocupaciones son fundamentalmente estéticas.
Crea la figura del esperpento. El esperpento viene de una tradición española de lo grotesco, influencia de Quevedo, donde se sustituye el plano real por la caracterización y la deformidad. Quevedo en el Buscón sustituye el plano de la realidad por otro deformado y a finales finales del siglo XIX y principios del XX se extiende por toda Europa una corriente de esperpentismo, factor esencial del arte expresionista.

La  influencia de Quevedo es visible también en los autores de la Generación del 27, La Generación del 27 (Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Vicente Alexandre, Rafael Alberti, Damaso Alonso, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre,...) fue un grupo de escritores nacidos alrededor del año 1927 que sintieron la necesidad de encontrar un lenguaje poético que expresase mejor su sentir, en los integrantes de esta generación se mezcla lo popular con lo culto, todo bajo la idea de tradición y renovación en el marco de la Guerra Civil Española. Entre los recursos estilísticos que utilizan tienen un uso brillante de la metáfora y en su temática resalta el interés por los asuntos del hombre: amor, destino, muerte. La poesía española de la posguerra lleva el sello del barroco, un acercamiento al pensamiento de Quevedo en cuyo centro está el hombre vencido.
Al paso de los años, Francisco de Quevedo siguió siendo una gran inspiración. Actualmente varios artistas han retomado su obra uno de los cuales es Joaquín Sabina, el trabajo de ambos no está directamente relacionado, sin embargo las ideas, y poemas de Quevedo fueron de gran influencia para Joaquín Sabina, ya que fueron adaptados a canciones.  Por otro lado tenemos a Miguel Hernández un poeta de la década de los cuarenta que utilizo varias figuras literarias, utilizadas en primera instancia por Francisco de Quevedo.
Y no solo ellos han sido participes de la influencia de Quevedo, existen muchos nombres más, que aunque la mayor parte del tiempo pasan desapercibidos.

jueves, 10 de mayo de 2012

COMENTARIO CRÍTICO DE LA OBRA DE QUEVEDO

La obra de Quevedo es inmensa y contradictoria. Hombre amargado, severo, culto, cortesano, escribió las páginas burlescas y satíricas más brillantes y populares de la literatura española, pero también una obra lírica de gran intensidad y unos textos morales y políticos de gran profundidad intelectual. Esta fusión o doble visión del mundo es lo que le hace el gran representante del barroco español. Sus primeras obras fueron satíricas y burlescas. La vida del Buscón llamado don Pablos (1603) es una novela picaresca dentro de las características del género; pero su originalidad es la visión que ofrece sobre su sociedad, en una actitud tan crítica que no puede entenderse como realista sino como una reflexión amarga sobre el mundo y como un desafío estilístico sobre las posibilidades del género y del idioma. Los Sueños (1605-1622) son cinco piezas cortas conceptistas, producto de los desengaños que padeció en esos años, en las que viene a decir que no hay nobleza ni verdad en el mundo, sino que todo es horror y fealdad. Estas obras circularon manuscritas hasta que un editor las reunió en 1626, aunque Quevedo las publicó en 1631 con el título de Juguetes de la niñez y travesuras del ingenio con un prólogo en el que arremetía contra los editores piratas y declaraba la intención de estos escritos en los que pretendía denunciar los "abusos, vicios y engaños de todos los oficios y estados del mundo".
Sus obras morales y políticas, como Política de Dios, gobierno de Cristo, tiranía de Satanás (1626) en la que traza la imagen ideal del gobernante siguiendo los Evangelios, y Marco Bruto (1646), en ella, aunque pretende ser un tratado general, hace un retrato de los problemas de la España de su tiempo.

Si la obra en prosa de Quevedo era variada y compleja, su poesía lo es aún más. Se conservan de él casi un millar de poemas, pero sabiendo que nunca se preocupó por editarlos y que los conservados proceden de personas próximas a él, es de suponer que escribió muchos más. Se publicaron después de su muerte en dos volúmenes Parnaso español (1648), compilado por su amigo José Antonio González de Salas, y Las tres musas (1670), llevado a cabo por su sobrino Pedro Aldrete Quevedo y Villegas, ambas ediciones en la actualidad han sido revisadas especialmente por José Manuel Blecua, pero aún las composiciones son difíciles de fechar. Forman un conjunto monumental de poesía metafísica, amorosa, satírica, religiosa y moral. Es una poesía tanto ligera y de corte popular como seria y profunda, generalmente de estilo conceptista que exige esfuerzo y agilidad mental por parte del lector para captar todos los recursos que proporcionan las figuras de dicción. Resulta inevitable comparar su estilo conciso y severo con la luminosidad brillante de su antagonista, el culterano Luis de Góngora, el otro gran poeta barroco español. Sus primeros poemas, al igual que su prosa, fueron letrillas burlescas y satíricas, pero este género siguió cultivándolo con gran brillantez durante toda su vida, y es el Quevedo más conocido y popular. Criticó con mordacidad atroz los vicios, locuras y debilidades de la humanidad y de una manera cruel a sus enemigos, como en el conocido soneto, 'Érase un hombre a una nariz pegado'. En su poesía amorosa, lo que cuenta es la hondura del sentimiento, Quevedo vio una posibilidad de explorar el amor como lo que da sentido a la vida y al mundo. Ejemplo de ello es el soneto Amor constante más allá de la muerte. Es uno de los sonetos más bellos de las letras españolas, en el cual la muerte no vence al amor que permanecerá en el amante. El tema de la muerte y de la brevedad de la vida son una constante en su poesía metafísica en la que de nuevo aparece el estoicismo para aceptar la angustia que provoca el Tiempo que todo lo destruye, pues la vida y la muerte se confunden. En Quevedo subyacen dos extremos, el moralista y preocupado por la decadencia nacional y el satírico burlón vitalista que incluso recurre al lenguaje jergal y grotesco. Pero por encima de esta contradicción lo que hay es un excelente poeta, de gran profundidad emocional, virtuoso del idioma y en el que la poesía conceptista alcanza su cumbre.



lunes, 7 de mayo de 2012

Érase un hombre a una nariz pegado

Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
 
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.
Era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.

Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce Tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.

Comentario

El poema es obra de Francisco de Quevedo. Es de poesía satírica y resulta, quizá, el soneto más famoso de este autor.
El tema resulta fácilmente identificable, Quevedo pretende la humillación de su mayor adversario, Góngora, gran rival literario y personal.
Un hombre de gran nariz es, un ejemplo de figura natural, objeto de comentario burlesco, como cualquier otra deformidad o exageración ridícula.
Es un soneto formado por, dos cuartetos y dos tercetos, compuesto con versos endecasílabos con la siguiente estructura ABBA ABBA CDC DCD (encadenada en los tercetos) y rima consonante.
Se pueden señalar dos partes bien diferenciadas:
  1. Primera parte (versos del 1 al 11): en esta primera parte caracteriza con ironía y crueldad la nariz de un hombre. Con muchas metáforas. El autor lo expresa con el adjetivo en grado superlativo, érase una nariz superlativa, expresando la idea máxima sobre lo descrito, nariz incomparable.
El resto de las metáforas utilizadas en esta parte van siendo  más hirientes hasta llegar a la más cruel, al verso número 11, las doce tribus de narices era, donde Quevedo vierte toda su mala idea .No comenta ni siquiera que posee una nariz grande, es mucho peor que eso. En esta primera parte, el autor, insiste en la fealdad y grandeza de la nariz que le inspira a escribir su poema.
Segunda parte (versos del 12 al 14): El último terceto resume y concluye todo lo dicho anteriormente. El verso 12, érase un naricísmo infinito, resume las características enumeradas en los cuartetos y en el terceto anteriores. En cuanto a las figuras retóricas o recursos expresivos utilizados por Quevedo en este poema, cabe destacar que todo el poema es una sucesión de metáforas descriptivas cuyo fin principal es la humillación del hombre al que está dedicado el poema. También utiliza la anáfora, recurso léxico repetido a todo lo largo del poema. La hipérbole es el recurso expresivo que mejor sirve al propósito principal de Quevedo: ironizar. Todo el poema es una sucesión de hipérboles, de exageraciones, aunque en donde mejor se ve es en los versos 1, 10, 11,12 y 13.

LOS QUE CIEGO ME VEN DE HABER LLORADO


Los que ciego me ven de haber llorado   
y las lágrimas saben que he vertido,
admiran de que, en fuentes dividido
o en lluvias, ya no corra derramado.
Pero mi corazón arde admirado
(porque en tus llamas, Lisis, encendido)
de no verme en centellas repartido,
y en humo negro y llamas desatado.
En mí no vencen largos y altos ríos
a incendios, que animosos me maltratan,
ni el llanto se defiende de sus bríos.
La agua y el fuego en mí de paces tratan
y amigos son, por ser contrarios míos;
y los dos, por matarme no se matan.




Quevedo expresa la lucha interior en el amante que se debate entre dos efectos opuestos producidos por la belleza de la amada y por el amor que despierta, efectos simbolizados por dos imágenes contrapuestas: fuego y llanto. Su sufrimiento se manifiesta en las lágrimas derramadas, comparadas a corrientes de agua.

El amor aparece con gran frecuencia en la literatura como un sentimiento contradictorio que produce efectos opuestos y sensaciones de lucha

2. Métrica, sintaxis y semántica

Esta formado por dos cuartetos y dos tercetos (ABBA ABBA CDC DCD)

3. Composición y estructura

La descripción del conflicto anímico se desarrolla progresivamente a través de los motivos del llanto y del fuego. En el primer cuarteto todo gira en torno al llanto: es la manifestación exterior del dolor amoroso, lo más fácilmente observable, y de ahí que sean los demás los que captan ese llanto y reaccionen admirándose de su abundancia.
El segundo cuarteto se centra exclusivamente en la opuesta calidad, el fuego, que establece la antítesis básica del soneto. El fuego símbolo del amor, vive en lo más hondo (el corazón encendido de amor): por eso es el corazón (y no los demás) el que conoce su existencia y sabe que las lágrimas proceden de este fuego que es, en verdad, la calidad más dominante.
Este dominio del fuego se muestra con claridad en el primer terceto. De la consideración separada de ambas calidades (llanto en el primer cuarteto, fuego en el segundo) se pasa a observar su enfrentamiento: son contrarios, luego deben luchar: el agua intenta apagar el fuego sin conseguirlo; en cambio, es el llanto el que no puede defenderse de los bríos de su enemigo.
El segundo terceto presenta una fase posterior: los dos enemigos hacen las paces para oponerse juntos al poeta. En este terceto culmina el proceso turbulento de la contraposición: la muerte, previsible estado final del amante, es el resultado último de un padecimiento que no puede soportarse más. El soneto tiene, pues, un desarrollo progresivo y climático muy bien estructurado.

4. Los detalles de la expresividad quevediana

El título de este soneto resume muy bien el tema..
El soneto, describe el carácter destructor de una pasión violentamente sentida, que se expresa mediante una antítesis fundamental (llanto) agua/fuego (pasión), que constituye un simbolismo universal para expresar dichos sentimientos.
El que el llanto en vez de ser consuelo se haya convertido en enemigo violento, fundido con el fuego responde a la violencia quevediana que exacerba las tensiones anímicas. Los recursos estilísticos actúan en el mismo sentido de resaltar esta violencia destructora. La contraposición fundamental se apoya en construcciones paralelísticas, partículas adversativas, términos de semántica opuesta, quiasmo; la hipérbole es otro recurso fundamental que resalta el desasosiego, el desequilibrio y destrucción del amante sometido a la pena amorosa. Violencia y conceptismo son el resultado final de todos esos recursos expresivos. Un soneto, en conclusión, muy representativo del mundo poético amoroso de Quevedo.

viernes, 27 de abril de 2012

“Todas las cosas son aviso de la muerte”


Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.

Salime al campo: vi. Que el sol bebía
los arroyos del hielo desatado,
y del monte quejoso los ganados,
que con sombras hurtó su luz al día.

Entré en mi casa: vi que amancillada
de anciana habitación era despojos;
mi báculo más corvo y menos fuerte;

Vencida de la edad sentí mi espada.
Y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.



2. ANALISIS DEL CONTENIDO:
2.1. Argumento:

El autor nos trata de explicar el paso del tiempo desde que nombra a “la patria mía” donde se refiere a España, que antes era grande y poderosa, hasta lo que se ha convertido tras el paso del tiempo, que aparece en el soneto como “la carrera de la edad cansados”.

También habla de las formas en la que se manifiesta la muerte ante el, como por ejemplo cuando ve el deshielo de un arroyo.

2.2. Tema:
El tema del soneto es la frustración que tiene al no poder encontrar nada que no le recordase a la muerte.

2.3. Estructura del contenido:

El poema esta estructurado en cuatro partes:

En la primera estrofa habla sobre las consecuencias del paso del tiempo en la ciudad.

En la segunda estrofa nos cuenta como ve a la muerte en las características de la naturaleza del campo .

En la tercera estrofa vuelve a describir el paso del tiempo, pero ahora en su habitación y las consecuencias que esto tiene.

Y en la cuarta estrofa termina diciendo que en todos los lugares donde mira puede sentir la presencia de la muerte.

Podríamos hacer de la muerte un personaje. Aunque no se le menciona mucho, es el personaje principal de la obra, que sin ser nombrado en exceso, hace que mediante comparaciones se le pueda ver cada vez que el narrador habla sobre el paso del tiempo.

Respecto al lugar en que transcurre, se deduce que el autor ha seleccionado como primer lugar la ciudad en la que “mira los muros de la patria”. Como segundo escenario elige su propia casa que esta en el campo, como podemos saber; ya que dice que primero salio al campo (segunda estrofa), y después entro en su casa, que seria el tercer lugar donde se desarrollan los hechos (tercera estrofa).

El ánimo del personaje es de incertidumbre al no saber que hacer ya que a cada lugar que miraba se encontraba con recuerdos de la muerte.

El narrador cuenta la historia en primera persona, por lo que el punto de vista es subjetivo, es decir, puede variar según sus pensamientos.
3. ANÁLISIS DE LA EXPRESIÓN.
3.1. El estilo:

El texto consta de un lenguaje natural. El tono o actitud del autor es serio aunque a la vez satírico.

3.2. Análisis de la forma:

Constituido por catorce versos endecasílabos con rima consonante, distribuidas en dos cuartetos y dos tercetos encadenados. Los dos cuartetos llevan las mismas rimas (ABBA – ABBA) en –ÍA y -ADOS. En los tercetos el orden de las rimas es: CDE, CDE (-ADA, -OJOS, -ERTE).

-        Plano morfosintáctico:
-La mayoría de los verbos en el soneto se refieren a acciones en pasado que proyectan sus consecuencias en el presente y que repercutirán en el futuro que se avecina.

- El autor pretende hacer una personificación de los efectos medioambientales por parte de la muerte, ya que le atribuye a ella estas situaciones.

jueves, 26 de abril de 2012

Es hielo abrasador, es fuego helado:


Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde, con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parasismo;
enfermedad que crece si es curada.
Este es el Niño Amor, este es su abismo:
¡mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!
Francisco de Quevedo
El texto que vamos a comentar es un soneto, escrito por Francisco de Quevedo.
Tema:                                                                                                                                                                                 Los efectos contrario del amor.
Estructura del texto
En el texto se pueden establecer dos partes:
I. Los doce primeros versos: imágenes tópicas y contradictorias con las que se define el amor.
II.Conclusion: el amor no es amigo ni de sí mismo.
Hay ,una reflexión final, que sirve de aviso a los amadores, para que lo eviten.
El autor adopta un punto de vista externo y distante, de quien ve los efectos del Niño Amor tras haber sentido y sufrido, seguramente, sus efectos, por lo que lo define de forma desengañada.


ANÁLISIS DE LA FORMA
Métrica:
El poema es un soneto que está formado por dos cuartetos y dos tercetos.
Todos los versos son endecasílabos, es decir, tienen once sílabas, como es usual en el soneto. Son, por tanto, versos de arte mayor.
La rima es consonante (-ado, -ente, -ada, -ismo) puesto que en la última palabra del verso, a partir de la vocal sobre la que recae el acento, coinciden los sonidos vocálicos y consonánticos.
La rima es la siguiente: ABBA ABBA CDC DCD. En los cuartetos riman el primer verso con el cuarto y el segundo con el tercero; en los tercetos rima el primero con el tercero. La rima del segundo verso del primer terceto se recoge en el segundo terceto, por lo que los tercetos están encadenados.

Recursos morfosintácticos:
Predominan en el poema los sustantivos (algunos de ellos abstractos) o elementos sustantivados, a través de los cuales se dan los conceptos con los que se identifica al amor. Prácticamente todos los sustantivos aparecen complementados por un adjetivo calificativo .El verbo que aparece casi con exclusividad es el verbo copulativo ser, que sirve, sobre todo en los dos cuartetos, de puente para establecer la relación de identidad entre el sujeto (el amor) y aquello con que se lo identifica metafóricamente (hielo, fuego, herida…). El poeta utiliza la tercera persona verbal.
Los sintagmas verbales atributivos están yuxtapuestos, por lo que en el poema no se utilizan apenas enlaces o nexos, excepto en las proposiciones subordinadas adjetivas, que van introducidas por el relativo que: que duele y [que] no se siente (verso 2), que nos da cuidado (verso 5), que dura hasta el postrero parasismo (verso 10), que crece (verso 11).
Utiliza la anáfora. El primer verso de las tres primeras estrofas comienza por la forma verbal es, que, además, se repite también al inicio de los versos segundo, tercero y cuarto del primer cuarteto. Igualmente existe anáfora en el comienzo de los mismos versos del segundo cuarteto, aunque el elemento coincidente es el artículo indefinido o indeterminado un. Con la anáfora se recuerda machaconamente la conexión entre el amor, que se mantiene elíptico -la elipsis es otro de los recursos utilizados por Quevedo en el poema- en las tres primeras estrofas, con los elementos con los que se lo relaciona y establece la identidad, con un significado que entendemos aditivo, aunque no lo exprese directamente.
El amor se identifica con imágenes metafóricas. Lo original de Francisco de Quevedo en este poema no son los tópicos que utiliza, , sino el número de ellos que presenta, que va disminuyendo conforme van sucediéndose las estrofas. Así, en la primera incluye seis tópicos: el amor es hielo, fuego, herida, bien, mal, descanso; en la segunda, la mitad, tres: cobarde, andar y amar; en la tercera, solo dos: libertad y enfermedad. En la última el amor se convierte en abismo.
El lenguaje que emplea no es de difícil compresión. Solo algunas palabras pueden presentar alguna dificultad por ser el estilo del poema cuidado y culto: descuido, ‘flaqueza’; cuidado, ‘preocupación’; postrero, ‘último’; parasismo, ‘paroxismo’ o ‘acceso violento de una enfermedad que hace perder al paciente el sentido y la acción durante mucho tiempo’, y curada, ‘remediada’.
La metáfora o identificación de dos elementos que aparentemente no tienen conexión entre sí, pero que en el poema la adquieren: amor se identifica, como ya hemos señalado anteriormente, con hielo abrasador, fuego helado, herida, bien, etc.
La antítesis: algunos sustantivos van complementados por adjetivos que, aportan una mayor fuerza poética y expresiva a la imagen: hielo abrasador, fuego helado, descanso muy cansado, libertad encarcelada. Igualmente se ponen muy cercanos términos antónimos, que contrastan entre sí: bien-mal, cobarde-valiente.
La derivación o utilización de palabras que comparten el mismo lexema o raíz, pero cuyo significado es claramente diferente o antitético: descanso-cansado, descuido-cuidado, amar-amado.

lunes, 23 de abril de 2012

Las dos grandes figuras del conceptismo son Quevedo y Baltasar Gracián.
Baltasar Gracián y Morales (Calatayud, 8 de enero de 1601-Tarazona, Zaragoza, 6 de diciembre de 1658) fue un escritor español del Siglo de Oro que cultivó la prosa didáctica y filosófica. Entre sus obras destaca El criticón—alegoria de la vida humana— que constituye una de las novelas más importantes de la literatura española.  Su producción se une a la corriente literaria del conceptismo. Forjó un estilo construido a partir de sentencias breves, muy personal, denso, concentrado y polisemico, en el que domina el juego de palabras y las asociaciones ingeniosas entre estas y las ideas. El pensamiento de Gracián es pesimista, como corresponde al periodo barroco. El mundo es un espacio hostil y engañoso, donde prevalecen las apariencias frente a la virtud y la verdad. El hombre es un ser débil, interesado y malicioso. Buena parte de sus obras se ocupan de dotar al lector de habilidades y recursos que le permitan desenvolverse entre las trampas de la vida. Para ello debe saber hacerse valer, ser prudente y aprovecharse de la sabiduría basada en la experiencia. Incluso disimular y comportarse según la ocasión.
Gracián dedicó grandes esfuerzos a elaborar un tratado de estética literaria barroca: la Agudeza y arte de ingenio, que refunde una versión anterior titulada Arte de ingenio, tratado de la agudeza. Allí teoriza sobre el «concepto» y propone una nueva retórica basada en la praxis barroca que se distancia, en parte, de la tradición aristotélica de la Poética, pues su análisis está fundamentado en textos, que a su vez ejemplifican una clasificación de los distintos tipos de agudeza de su propia invención.
Con la Agudeza y arte de ingenio Gracián escribe su definitiva estética literaria barroca. Se trata de un tratado de retorica en el que se analizan las figuras literarias dominantes en su época.
Esta obra supone el comentario definitivo acerca del concepto y también una teorización de su propia producción literaria anterior y posterior, y de la de sus contemporáneos. No es una retórica más, pues su análisis del hecho literario parte de los ejemplos extraídos de los textos, que en esta versión se amplían considerablemente, y no de una preceptiva previa.

miércoles, 18 de abril de 2012

Quevedo y el conceptismo

            El conceptismo es una tendencia literaria del Barroco que se basa en la asociación ingeniosa entre palabras e ideas. Se caracteriza por la concisión de la expresión y la intensidad semántica de las palabras, que se cargan de significados, adoptando varios sentidos. De este modo aparece el lenguaje polisémico. Los recursos formales más usuales son la elipsis, la disemia, la polisemia, la antítesis, el equívoco, la paradoja, la paranomasia y la dilogía. Es estilo conceptista se hace lacónico y sentencioso. Para dificultar el mensaje, el conceptismo opta por concentrar el máximo pensamiento en el mínimo de forma y escoge prioritariamente la prosa. El conceptismo se funda en la agudeza del ingenio. El autor más destacado que siguió esta corriente fue Quevedo.
                        Dentro de su obra encontramos poesía, prosa y algunas traducciones. La obra poética de Quevedo consta de novecientas poesías. Los poemas son de tipo morales, satíricos, amorosos, religiosos, etc; e introducen la misma variedad en las formas: sonetos, canciones, epístolas, romances... En términos generales, su obra poética se puede dividir en tres grupos: las poesías de tono grave e intención doctrinal, las poesías amorosas y las poesías satíricas.
  • Entre las primeras encontramos las composiciones de asunto ascético, en las que desarrolla el desprecio de las falsas apariencias, la fugacidad de la vida terrenal, la caducidad de los bienes materiales; en definitiva, las ideas acerca de la muerte y el desengaño. Quevedo se expresa a través de un profundo y doloroso pesimismo.
  • En las poesías amorosas, el esteticismo y el ingenio retórico sustituyen a las reflexiones sobrias y austeras de su poesía moral. Por ejemplo, el magnífico”Cerrar podrá mis ojos la postrera sombra...”
  • En sus composiciones satírico-burlescas se tratan temas que van desde los asuntos más graves a los más insignificantes. Emplea el metro corto con versos endecasílabos. Quevedo extrema el conceptismo por medio de juegos de palabras, dilogías y antítesis. Dentro de este grupo son muy conocidos los poemas dedicados a Góngora, como el que describía su nariz.
En su obra Quevedo transmite la dualidad propia de su carácter: por una parte un tono grave y moral y por otro un tono humorístico. Es en Quevedo en quien mejor se comprueba el tema del desengaño y también descubre la verdad indiscutible de la muerte.
Lo más original de su obra radica en el estilo. Es amigo de la concisión, de la elipsis y del juego de palabras mediante el abuso de la anfibología. Era muy amante de la retórica. De léxico muy abundante, creó muchos neologismos. En su sátira se acerca a veces a la estética del expresionismo al degradar a las personas mediante la reificación y a la animalización. Realizó un cancionero petrarquista casi perfecto. Destacan sus sonetos metafísicos y sus salmos, donde se exponen su más íntimo desconsuelo existencial. El cauce preferido para la abundante vena satírica de la que hizo gala es sobre todo el romance, pero también la letrilla.


 

lunes, 16 de abril de 2012

Obra no poética de Quevedo

OBRA NO POETICA DE QUEVEDO



Redacta hacia 1604 su primera gran prosa: la Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos, exemplo de vagamundos y espejo de tacaños.

   Esta novela picaresca narra cómo Pablos, hijo de delincuentes, congenia con Diego Coronel, joven noble, a quien sirve en el pupilaje del licenciado Cabra, pasando hambre. En la Universidad de Alcalá sufre gamberradas estudiantiles y las devuelve. Regresa a Segovia al morir su padre ajusticiado.




    En la segunda parte encuentra un maestro de esgrima, un poeta y un ermitaño jugador. Su penoso tío, Alonso Ramplón, le entrega la herencia. Vuelve a la Corte. De camino, un hidalgo apicarado le alecciona para manejarse allí.

   Mendiga en la tercera parte, hasta que un alguacil lo lleva a prisión, de donde sale a buscar matrimonio. Camela a una doncella, que resulta ser prima de su antiguo amo Diego Coronel, que lo descubre. Huye a Toledo con un grupo de cómicos y se hace galán de monjas. Escarmentado, marcha a Sevilla, donde mata un alguacil. Con una ninfa pasa a América, prometiendo segunda parte.

   El Buscón pertenece a la picaresca, aunque suprime la moralización. A su autor le repele que el pícaro ascienda socialmente.
De 1605 data el primero de sus Sueños:

   El Sueño del Juicio narra la resurrección de los muertos, que responden de su vida. Es una sátira contra profesiones o estados sociales: juristas, médicos, carniceros... Desfilan Lutero, Mahoma y Judas.

   En 1607 redacta el Alguacil endemoniado, en que el Licenciado Calabrés dialoga con un diablo encarnado en un alguacil.

   Poetas, enamorados, mercaderes, jueces y mujeres habitan el infierno que el diablo describe.

   En el Sueño del Infierno (1608) rechaza la senda de la virtud y sigue la ancha, entre jueces, hipócritas, mujeres, eclesiásticos, soldados, boticarios...

   Los diablos reparten castigos a carniceros, hidalgos, tintoreros, cornudos, zurdos, taberneros, poetas, alquimistas, astrólogos... Reaparecen Lutero, Mahoma y Judas.

   Posterior es El mundo por de dentro (1610)

Nuestro autor seguía un movimiento que aunaba cristianismo y herencia clásica, especialmente la de Séneca: el neoestoicismo, reflejado en su correspondencia epistolar con el flamenco Justo Lipsio (†1606)

España defendida (1609), escrito político contra una Europa hostil, erudito e histórico, con citas griegas y hebreas, infrecuentes en su época.
Entre 1613 y 1616 sirve en Sicilia al Duque de Osuna, lo que le hizo ganar en 1617, el hábito de Santiago. Sigue en Nápoles al servicio del duque. Se ignora su papel en la conjuración de Venecia
En España escribe la Política de Dios y Gobierno de Cristo, probablemente en 1619. Este tratado político, motivado por sentencias evangélicas, expone la doctrina para un rey justo, sin intrigantes ni malas influencias. Manuscrita hasta el reinado de Felipe IV, se la dedicará en 1626.

   Su prosa satírica se proyecta en las Cartas del caballero de la tenaza (h.1620), inéditas hasta 1627.

   Refleja su experiencia italiana en Mundo caduco y desvaríos de la edad, entre 1620 y 1622. De 1621 son los Grandes anales de quince días, crónica del comienzo de Felipe IV en el trono.
   Entre las grandes obras de estas fechas destaca el Sueño de la muerte (1621), última sátira de esta serie, dedicado en 1622.

   El sueño de la muerte y el Marqués de Villena en la redoma es una visión: reúne a diferentes médicos, boticarios y cirujanos, seguidos de habladores. A continuación, la Muerte presenta personajes alegóricos: el Dinero, la Envidia, diversas Muertes, o personajes folclóricos y populares: de Juan del Encina a Pero Grullo, entre los que figura Enrique de Villena, que niega ser marqués y conoce la muerte de Felipe III y la relativa paz de Europa. Una frase cierra el sueño de manera abrupta.
 
Los comienzos de Felipe IV le ofrecen oportunidad de medrar en la Corte. El Conde Duque de Olivares supuso una alternativa al Conde de Osuna.

   Quevedo apenas publica. El deseo de leerlo desemboca en ediciones no siempre autorizadas, que resultan hoy poco fiables.

   En 1626 escribe su Cuento de cuentos. Se imprimen varias ediciones de la Política de Dios y Gobierno de Cristo (1626), de El Buscón (1626) y de los Sueños y discursos (1627).
 
   El chitón de las taravillas (1630) es obra compleja, firmada por el licenciado, en que se alude a la política económica de Felipe IV y del Conde Duque de Olivares.

   En 1631 aparecen los Juguetes de la niñez con problemas de censura. Incluye obras festivas inéditas, como La culta latiniparla o el Libro de todas las cosas y otras muchas más, junto a otras conocidas, como el Cuento de cuentos o algunos Sueños.
   Satiriza el Para todos, de Juan Pérez de Montalbán, con la Perinola.

Aparece su traducción de San Francisco de Sales, Introducción a la vida devota (1634) y sus obras neoestoicas comenzando con:
   La cuna y la sepultura (1634), que advierte de la muerte y la vanidad de la vida, mediante la doctrina de Séneca y del Evangelio. Glosa el Padrenuestro y apunta a la vida futura del alma.
   Redacta la Virtud militante (1634), impresa póstumamente, sobre cuatro pecados y cuatro calamidades de la vida, menos próximo al neoestoicismo.

   Obra capital será el Nombre, origen, intento, recomendación y descendencia de la doctrina estoica.
   Escrita en 1633, De los remedios de cualquier fortuna no se publica hasta 1638. Desde 1635 vive en La Torre de Juan Abad, ocupado en la Segunda parte de la Política de Dios, según el plan de la primera, entretenido en pasatiempos domésticos o gastronómicos.

Hacia 1636 concluye Quevedo su última gran prosa satírica, quizá de 1632: La hora de todos y la Fortuna con seso, inédita hasta 1650.


    Es, probablemente, su sátira más completa.


La prosa de Quevedo resulta compleja, por las distintas redacciones, ediciones, manuscritos y alteraciones en que aparecen, incluso con diferentes dedicatorias.

   Como técnica literaria usa la exposición o comentario a un texto, recurso heredado de las lecciones medievales. Se lee en Marco Bruto, la Política de Dios o Los remedios de cualquier fortuna, y, también, con variantes, en obras satíricas como La hora de todos y la fortuna con seso
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Vídeo de Francisco de Quevedo

lunes, 2 de abril de 2012

Biografia





Francisco de Quevedo y Villegas fue uno de los poetas, dramaturgo y narrador de la edad de oro más significativo. Nació en el año 1580 en Madrid y murió en el año 1645 en Villanueva de los Infantes. Provenía de una familia de la baja nobleza. Sus padres eran Pedro Gómez de Quevedo y Ana de Santibáñez. Su padre trabajó como secretario de la infanta doña María y de la reina doña Ana de Austria, y su madre fue dama de la reina y de Isabel Clara Eugenia, la infanta. Quevedo estudió en Toledo, en el instituto Imperial y en las universidades de Alcalá y Valladolid, donde estudió teología y artes. En el año 1605 aparecen unos poemas suyos publicados por Pedro de Espinosa en “Flores de poetas ilustres”, entre los años 1606 y 1613 escribe “Sueños”, “España defendida de los tiempos de ahora” y “Lágrimas de Jeremías castellanas”. En 1620 lo desterraron en su Torre de Juan Abad. En 1634 contrae matrimonio con Esperanza de Mendoza, que murió el año 1641. Fue atacado por autores contemporáneos como Lope de Vega debido a las burlas que hacia en sus obras.

*Los principales hechos de su vida que marcaron su personalidad:
   A los treinta y tres años sirvió en Italia, como consejero, al duque de Osuna, e intervino en la política de aquellos Estados, con grave peligro de su vida, en ocasiones. Al caer en desgracia el duque, fue desterrado a la Torre de Juan Abad.
 Un suceso no bien conocido, de índole política, hace que sea encarcelado (1639), en un calabozo de San Marcos de León, donde permaneció cuatro años. Un año después de ser liberado, murió en Villanueva de los Infantes (1645).

viernes, 30 de marzo de 2012

Contexto histórico

  Entre los siglos XV y XVII España se encuentró en su máxima expansión territorial. España estaba continuamente en guerra con otros países y se vio envuelta en una situación de gasto muy grande.
En el aspecto literario surgieron grandes autores y grandes obras reconocidas. Esta época  da inicio con “La Celestina” y se podría decir que finaliza con calderón de la Barca. Se tradujeron textos a otras lenguas. Esto hizo que se expandiera y se conociese por más países nuestra literatura.
En España, el peso de la Inquisición era muy grande, lo que hizo que resentirse la literatura, ya que bastantes de los intelectuales que vivían en nuestro país eran de origen judío y fueron expulsados de la península.
A finales del siglo XV se empezó a introducir en España una reforma de la religión, el erasmismo. Esta reforma pretendía la vuelta al cristianismo más puro, a la imitación de Cristo. La literatura se vió afectada por esta reforma. Esto es debido a que la religión formaba parte de la vida cotidiana. El Lazarillo de Tormes refleja algunos aspectos de esta reforma.
La lengua utilizada en España era el castellano. La gramática todavía no estaba bien definida y gracias a la imprenta, tenemos constancia de cómo era la escritura de la época. El año 1492 apareció la primera gramática castellana de Nebrija que la hizo pensando que la lengua castellana había llegado a la perfección.
RENACIMIENTO
El renacimiento comprende el siglo XV. Proviene de Italia y realizan la búsqueda de la perfección remontándose y cogiendo como guión las culturas clásicas. Los humanistas tenían conocimientos de la filología para poder traducir los textos antiguos. Era muy importante el saber y el hacer. Apareció un pensamiento crítico y con él aparecieron Galileo y Baco. En España este movimiento apareció más tarde que en Italia pero fue acogido con mucha fuerza.
BARROCO:
El barroco es el movimiento posterior al renacimiento. Su característica principal es el artificio, el engaño. Una de las obras que reflejan más claramente esta característica es “El discreto” de Gracián. Lo que diferencia en literatura al barroco con el renacimiento el principalmente el lenguaje. También cambian los modelos en los que se fijaban. Preferían los modelos de la Edad de Plata latina.
Con respecto a la política y la religión, el barroco fue un periodo conservador.