El poeta Quevedo

Este es un blog creado para hablar de la vida y de la obra de Quevedo. Como introducción voy a hablar de la época en que vivió, teniendo en cuenta los aspectos históricos económicos y sociales de España en esa época.
Hablaré de la bibliografía de Quevedo, de su obra poética y la repercusión que tuvo Quevedo posteriormente.

sábado, 12 de mayo de 2012

Soneto de amor

A pesar de que estuve enamorada,                 A
y mi amor nunca fue reconocido                    B
imposible que caiga en el olvido                    B
nuestra relación aunque terminada.               A

Te quise y te quiero como a mi vida               C
aunque entiendo tus locos sentimientos         D
me sangra el corazón con pensamientos         D
por eso déjame que nada te pida.                   C

Si me amaste acabaste con nuestro amor        E
pues ahora ya es demasiado tarde                   F
tu regreso me trajo nuevo dolor.                     E

El secreto sería yo el que lo guarde                F
me siento capaz de no tener rencor                E
haciendo de nuestro amor, gran alarde.          F
Influencia de Quevedo en otros autores
Quevedo el escritor más visionario de su época, en cuyos textos encontramos un estilo inigualable puesto que escribió tanto obras poética, como narrativas y obras dramáticas. El propósito de este ensayo es conocer la relación que existe entre Francisco de Quevedo con otros artistas, tanto en el ámbito de la literatura como la aplicación que sus obras han tenido en la música.  
Tal vez no conozcamos a fondo la obra de Quevedo, pero tenemos una idea del trabajo realizado por este autor, en su época, su trabajo tuvo grandes roces con el trabajo de otros grandes autores del periodo barroco, tales como Lope de Vega y Luis de Góngora. Tanto es así que escribió varios sonetos satíricos; tal es el ejemplo de “Érase un hombre a una nariz pegado”.  El conceptismo fue parte de la obra de Quevedo en contraposición a Luis de Góngora representante del culteranismo. Pero si algo tenían en común estos dos autores era atacar el deseo de las riquezas, lo cual fue un tema muy recurrente en el Barroco. Asimismo Quevedo se propuso editar las obras de los poetas renacentistas como Francisco de la Torre y Fray Luis de León.



Ramón María del Valle-Inclán, perteneció a la Generación del 98 (escritores nacidos entre 1864 y 1875 cuyos principales componentes fueron Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Valle-Inclán, Azoran y Antonio Machado), todos los autores de esta generación eran admiradores de Cervantes y de Quevedo, y, el acontecimiento histórico que les mueve,  es la decadencia española y el desastre de 1898, el final del imperio colonial español y una España que ha caído en la apatía y el desinterés. Aunque pertenece a esta generación Valle-Inclán no mostró ningún interés por los problemas ideológicos que preocuparon a los hombres de su generación, sus preocupaciones son fundamentalmente estéticas.
Crea la figura del esperpento. El esperpento viene de una tradición española de lo grotesco, influencia de Quevedo, donde se sustituye el plano real por la caracterización y la deformidad. Quevedo en el Buscón sustituye el plano de la realidad por otro deformado y a finales finales del siglo XIX y principios del XX se extiende por toda Europa una corriente de esperpentismo, factor esencial del arte expresionista.

La  influencia de Quevedo es visible también en los autores de la Generación del 27, La Generación del 27 (Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Vicente Alexandre, Rafael Alberti, Damaso Alonso, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre,...) fue un grupo de escritores nacidos alrededor del año 1927 que sintieron la necesidad de encontrar un lenguaje poético que expresase mejor su sentir, en los integrantes de esta generación se mezcla lo popular con lo culto, todo bajo la idea de tradición y renovación en el marco de la Guerra Civil Española. Entre los recursos estilísticos que utilizan tienen un uso brillante de la metáfora y en su temática resalta el interés por los asuntos del hombre: amor, destino, muerte. La poesía española de la posguerra lleva el sello del barroco, un acercamiento al pensamiento de Quevedo en cuyo centro está el hombre vencido.
Al paso de los años, Francisco de Quevedo siguió siendo una gran inspiración. Actualmente varios artistas han retomado su obra uno de los cuales es Joaquín Sabina, el trabajo de ambos no está directamente relacionado, sin embargo las ideas, y poemas de Quevedo fueron de gran influencia para Joaquín Sabina, ya que fueron adaptados a canciones.  Por otro lado tenemos a Miguel Hernández un poeta de la década de los cuarenta que utilizo varias figuras literarias, utilizadas en primera instancia por Francisco de Quevedo.
Y no solo ellos han sido participes de la influencia de Quevedo, existen muchos nombres más, que aunque la mayor parte del tiempo pasan desapercibidos.

jueves, 10 de mayo de 2012

COMENTARIO CRÍTICO DE LA OBRA DE QUEVEDO

La obra de Quevedo es inmensa y contradictoria. Hombre amargado, severo, culto, cortesano, escribió las páginas burlescas y satíricas más brillantes y populares de la literatura española, pero también una obra lírica de gran intensidad y unos textos morales y políticos de gran profundidad intelectual. Esta fusión o doble visión del mundo es lo que le hace el gran representante del barroco español. Sus primeras obras fueron satíricas y burlescas. La vida del Buscón llamado don Pablos (1603) es una novela picaresca dentro de las características del género; pero su originalidad es la visión que ofrece sobre su sociedad, en una actitud tan crítica que no puede entenderse como realista sino como una reflexión amarga sobre el mundo y como un desafío estilístico sobre las posibilidades del género y del idioma. Los Sueños (1605-1622) son cinco piezas cortas conceptistas, producto de los desengaños que padeció en esos años, en las que viene a decir que no hay nobleza ni verdad en el mundo, sino que todo es horror y fealdad. Estas obras circularon manuscritas hasta que un editor las reunió en 1626, aunque Quevedo las publicó en 1631 con el título de Juguetes de la niñez y travesuras del ingenio con un prólogo en el que arremetía contra los editores piratas y declaraba la intención de estos escritos en los que pretendía denunciar los "abusos, vicios y engaños de todos los oficios y estados del mundo".
Sus obras morales y políticas, como Política de Dios, gobierno de Cristo, tiranía de Satanás (1626) en la que traza la imagen ideal del gobernante siguiendo los Evangelios, y Marco Bruto (1646), en ella, aunque pretende ser un tratado general, hace un retrato de los problemas de la España de su tiempo.

Si la obra en prosa de Quevedo era variada y compleja, su poesía lo es aún más. Se conservan de él casi un millar de poemas, pero sabiendo que nunca se preocupó por editarlos y que los conservados proceden de personas próximas a él, es de suponer que escribió muchos más. Se publicaron después de su muerte en dos volúmenes Parnaso español (1648), compilado por su amigo José Antonio González de Salas, y Las tres musas (1670), llevado a cabo por su sobrino Pedro Aldrete Quevedo y Villegas, ambas ediciones en la actualidad han sido revisadas especialmente por José Manuel Blecua, pero aún las composiciones son difíciles de fechar. Forman un conjunto monumental de poesía metafísica, amorosa, satírica, religiosa y moral. Es una poesía tanto ligera y de corte popular como seria y profunda, generalmente de estilo conceptista que exige esfuerzo y agilidad mental por parte del lector para captar todos los recursos que proporcionan las figuras de dicción. Resulta inevitable comparar su estilo conciso y severo con la luminosidad brillante de su antagonista, el culterano Luis de Góngora, el otro gran poeta barroco español. Sus primeros poemas, al igual que su prosa, fueron letrillas burlescas y satíricas, pero este género siguió cultivándolo con gran brillantez durante toda su vida, y es el Quevedo más conocido y popular. Criticó con mordacidad atroz los vicios, locuras y debilidades de la humanidad y de una manera cruel a sus enemigos, como en el conocido soneto, 'Érase un hombre a una nariz pegado'. En su poesía amorosa, lo que cuenta es la hondura del sentimiento, Quevedo vio una posibilidad de explorar el amor como lo que da sentido a la vida y al mundo. Ejemplo de ello es el soneto Amor constante más allá de la muerte. Es uno de los sonetos más bellos de las letras españolas, en el cual la muerte no vence al amor que permanecerá en el amante. El tema de la muerte y de la brevedad de la vida son una constante en su poesía metafísica en la que de nuevo aparece el estoicismo para aceptar la angustia que provoca el Tiempo que todo lo destruye, pues la vida y la muerte se confunden. En Quevedo subyacen dos extremos, el moralista y preocupado por la decadencia nacional y el satírico burlón vitalista que incluso recurre al lenguaje jergal y grotesco. Pero por encima de esta contradicción lo que hay es un excelente poeta, de gran profundidad emocional, virtuoso del idioma y en el que la poesía conceptista alcanza su cumbre.



lunes, 7 de mayo de 2012

Érase un hombre a una nariz pegado

Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
 
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.
Era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.

Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce Tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.

Comentario

El poema es obra de Francisco de Quevedo. Es de poesía satírica y resulta, quizá, el soneto más famoso de este autor.
El tema resulta fácilmente identificable, Quevedo pretende la humillación de su mayor adversario, Góngora, gran rival literario y personal.
Un hombre de gran nariz es, un ejemplo de figura natural, objeto de comentario burlesco, como cualquier otra deformidad o exageración ridícula.
Es un soneto formado por, dos cuartetos y dos tercetos, compuesto con versos endecasílabos con la siguiente estructura ABBA ABBA CDC DCD (encadenada en los tercetos) y rima consonante.
Se pueden señalar dos partes bien diferenciadas:
  1. Primera parte (versos del 1 al 11): en esta primera parte caracteriza con ironía y crueldad la nariz de un hombre. Con muchas metáforas. El autor lo expresa con el adjetivo en grado superlativo, érase una nariz superlativa, expresando la idea máxima sobre lo descrito, nariz incomparable.
El resto de las metáforas utilizadas en esta parte van siendo  más hirientes hasta llegar a la más cruel, al verso número 11, las doce tribus de narices era, donde Quevedo vierte toda su mala idea .No comenta ni siquiera que posee una nariz grande, es mucho peor que eso. En esta primera parte, el autor, insiste en la fealdad y grandeza de la nariz que le inspira a escribir su poema.
Segunda parte (versos del 12 al 14): El último terceto resume y concluye todo lo dicho anteriormente. El verso 12, érase un naricísmo infinito, resume las características enumeradas en los cuartetos y en el terceto anteriores. En cuanto a las figuras retóricas o recursos expresivos utilizados por Quevedo en este poema, cabe destacar que todo el poema es una sucesión de metáforas descriptivas cuyo fin principal es la humillación del hombre al que está dedicado el poema. También utiliza la anáfora, recurso léxico repetido a todo lo largo del poema. La hipérbole es el recurso expresivo que mejor sirve al propósito principal de Quevedo: ironizar. Todo el poema es una sucesión de hipérboles, de exageraciones, aunque en donde mejor se ve es en los versos 1, 10, 11,12 y 13.

LOS QUE CIEGO ME VEN DE HABER LLORADO


Los que ciego me ven de haber llorado   
y las lágrimas saben que he vertido,
admiran de que, en fuentes dividido
o en lluvias, ya no corra derramado.
Pero mi corazón arde admirado
(porque en tus llamas, Lisis, encendido)
de no verme en centellas repartido,
y en humo negro y llamas desatado.
En mí no vencen largos y altos ríos
a incendios, que animosos me maltratan,
ni el llanto se defiende de sus bríos.
La agua y el fuego en mí de paces tratan
y amigos son, por ser contrarios míos;
y los dos, por matarme no se matan.




Quevedo expresa la lucha interior en el amante que se debate entre dos efectos opuestos producidos por la belleza de la amada y por el amor que despierta, efectos simbolizados por dos imágenes contrapuestas: fuego y llanto. Su sufrimiento se manifiesta en las lágrimas derramadas, comparadas a corrientes de agua.

El amor aparece con gran frecuencia en la literatura como un sentimiento contradictorio que produce efectos opuestos y sensaciones de lucha

2. Métrica, sintaxis y semántica

Esta formado por dos cuartetos y dos tercetos (ABBA ABBA CDC DCD)

3. Composición y estructura

La descripción del conflicto anímico se desarrolla progresivamente a través de los motivos del llanto y del fuego. En el primer cuarteto todo gira en torno al llanto: es la manifestación exterior del dolor amoroso, lo más fácilmente observable, y de ahí que sean los demás los que captan ese llanto y reaccionen admirándose de su abundancia.
El segundo cuarteto se centra exclusivamente en la opuesta calidad, el fuego, que establece la antítesis básica del soneto. El fuego símbolo del amor, vive en lo más hondo (el corazón encendido de amor): por eso es el corazón (y no los demás) el que conoce su existencia y sabe que las lágrimas proceden de este fuego que es, en verdad, la calidad más dominante.
Este dominio del fuego se muestra con claridad en el primer terceto. De la consideración separada de ambas calidades (llanto en el primer cuarteto, fuego en el segundo) se pasa a observar su enfrentamiento: son contrarios, luego deben luchar: el agua intenta apagar el fuego sin conseguirlo; en cambio, es el llanto el que no puede defenderse de los bríos de su enemigo.
El segundo terceto presenta una fase posterior: los dos enemigos hacen las paces para oponerse juntos al poeta. En este terceto culmina el proceso turbulento de la contraposición: la muerte, previsible estado final del amante, es el resultado último de un padecimiento que no puede soportarse más. El soneto tiene, pues, un desarrollo progresivo y climático muy bien estructurado.

4. Los detalles de la expresividad quevediana

El título de este soneto resume muy bien el tema..
El soneto, describe el carácter destructor de una pasión violentamente sentida, que se expresa mediante una antítesis fundamental (llanto) agua/fuego (pasión), que constituye un simbolismo universal para expresar dichos sentimientos.
El que el llanto en vez de ser consuelo se haya convertido en enemigo violento, fundido con el fuego responde a la violencia quevediana que exacerba las tensiones anímicas. Los recursos estilísticos actúan en el mismo sentido de resaltar esta violencia destructora. La contraposición fundamental se apoya en construcciones paralelísticas, partículas adversativas, términos de semántica opuesta, quiasmo; la hipérbole es otro recurso fundamental que resalta el desasosiego, el desequilibrio y destrucción del amante sometido a la pena amorosa. Violencia y conceptismo son el resultado final de todos esos recursos expresivos. Un soneto, en conclusión, muy representativo del mundo poético amoroso de Quevedo.