El poeta Quevedo

Este es un blog creado para hablar de la vida y de la obra de Quevedo. Como introducción voy a hablar de la época en que vivió, teniendo en cuenta los aspectos históricos económicos y sociales de España en esa época.
Hablaré de la bibliografía de Quevedo, de su obra poética y la repercusión que tuvo Quevedo posteriormente.

jueves, 26 de abril de 2012

Es hielo abrasador, es fuego helado:


Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde, con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parasismo;
enfermedad que crece si es curada.
Este es el Niño Amor, este es su abismo:
¡mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!
Francisco de Quevedo
El texto que vamos a comentar es un soneto, escrito por Francisco de Quevedo.
Tema:                                                                                                                                                                                 Los efectos contrario del amor.
Estructura del texto
En el texto se pueden establecer dos partes:
I. Los doce primeros versos: imágenes tópicas y contradictorias con las que se define el amor.
II.Conclusion: el amor no es amigo ni de sí mismo.
Hay ,una reflexión final, que sirve de aviso a los amadores, para que lo eviten.
El autor adopta un punto de vista externo y distante, de quien ve los efectos del Niño Amor tras haber sentido y sufrido, seguramente, sus efectos, por lo que lo define de forma desengañada.


ANÁLISIS DE LA FORMA
Métrica:
El poema es un soneto que está formado por dos cuartetos y dos tercetos.
Todos los versos son endecasílabos, es decir, tienen once sílabas, como es usual en el soneto. Son, por tanto, versos de arte mayor.
La rima es consonante (-ado, -ente, -ada, -ismo) puesto que en la última palabra del verso, a partir de la vocal sobre la que recae el acento, coinciden los sonidos vocálicos y consonánticos.
La rima es la siguiente: ABBA ABBA CDC DCD. En los cuartetos riman el primer verso con el cuarto y el segundo con el tercero; en los tercetos rima el primero con el tercero. La rima del segundo verso del primer terceto se recoge en el segundo terceto, por lo que los tercetos están encadenados.

Recursos morfosintácticos:
Predominan en el poema los sustantivos (algunos de ellos abstractos) o elementos sustantivados, a través de los cuales se dan los conceptos con los que se identifica al amor. Prácticamente todos los sustantivos aparecen complementados por un adjetivo calificativo .El verbo que aparece casi con exclusividad es el verbo copulativo ser, que sirve, sobre todo en los dos cuartetos, de puente para establecer la relación de identidad entre el sujeto (el amor) y aquello con que se lo identifica metafóricamente (hielo, fuego, herida…). El poeta utiliza la tercera persona verbal.
Los sintagmas verbales atributivos están yuxtapuestos, por lo que en el poema no se utilizan apenas enlaces o nexos, excepto en las proposiciones subordinadas adjetivas, que van introducidas por el relativo que: que duele y [que] no se siente (verso 2), que nos da cuidado (verso 5), que dura hasta el postrero parasismo (verso 10), que crece (verso 11).
Utiliza la anáfora. El primer verso de las tres primeras estrofas comienza por la forma verbal es, que, además, se repite también al inicio de los versos segundo, tercero y cuarto del primer cuarteto. Igualmente existe anáfora en el comienzo de los mismos versos del segundo cuarteto, aunque el elemento coincidente es el artículo indefinido o indeterminado un. Con la anáfora se recuerda machaconamente la conexión entre el amor, que se mantiene elíptico -la elipsis es otro de los recursos utilizados por Quevedo en el poema- en las tres primeras estrofas, con los elementos con los que se lo relaciona y establece la identidad, con un significado que entendemos aditivo, aunque no lo exprese directamente.
El amor se identifica con imágenes metafóricas. Lo original de Francisco de Quevedo en este poema no son los tópicos que utiliza, , sino el número de ellos que presenta, que va disminuyendo conforme van sucediéndose las estrofas. Así, en la primera incluye seis tópicos: el amor es hielo, fuego, herida, bien, mal, descanso; en la segunda, la mitad, tres: cobarde, andar y amar; en la tercera, solo dos: libertad y enfermedad. En la última el amor se convierte en abismo.
El lenguaje que emplea no es de difícil compresión. Solo algunas palabras pueden presentar alguna dificultad por ser el estilo del poema cuidado y culto: descuido, ‘flaqueza’; cuidado, ‘preocupación’; postrero, ‘último’; parasismo, ‘paroxismo’ o ‘acceso violento de una enfermedad que hace perder al paciente el sentido y la acción durante mucho tiempo’, y curada, ‘remediada’.
La metáfora o identificación de dos elementos que aparentemente no tienen conexión entre sí, pero que en el poema la adquieren: amor se identifica, como ya hemos señalado anteriormente, con hielo abrasador, fuego helado, herida, bien, etc.
La antítesis: algunos sustantivos van complementados por adjetivos que, aportan una mayor fuerza poética y expresiva a la imagen: hielo abrasador, fuego helado, descanso muy cansado, libertad encarcelada. Igualmente se ponen muy cercanos términos antónimos, que contrastan entre sí: bien-mal, cobarde-valiente.
La derivación o utilización de palabras que comparten el mismo lexema o raíz, pero cuyo significado es claramente diferente o antitético: descanso-cansado, descuido-cuidado, amar-amado.

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